Viatge a Berlín


JÚLIA ÁLVAREZ
Berlín vendría a ser una mezcla entre Amsterdam y Londres. 
Amsterdam por el conjunto de bicicletas que abundaban en la ciudad: estas tenían sus propios carriles y tenían prioridad sobre los coches y los viandantes. Estos últimos tampoco lo tenían muy fácil, los semáforos si se encontraban en la antigua parte comunista eran representados por el appelman, pequeña figurita de hombre en la República Democrática Alemana; que estos al permitir el paso, no tardaban más de siete segundos en ponerse en rojo. Otros indicadores para saber si se estaba en la parte comunista eran los trenes de alta velocidad amarillos, más conocidos como S-Bahn, que no guardaban mucha diferencia con los U-Bahn, que eran subterráneos. 
Otra pista eran los edificios no demasiado altos, cuadrados y de colores grisáceos. Aunque no eran deslumbrantes por fuera, una vez dentro tenían un pequeño patio interior, actualmente un núcleo de diversión. No eran menos los pubs abiertos a mayores de edad que tenían hora de abertura pero no hora final, tristemente no hablo por experiencia propia.
El conjunto de tiendas lujosas y el tipo de arquitectura nos podía hacer recordar a Londres.
Debido a los deshechos de la segunda guerra mundial, Berlin está prácticamente reconstruida y sigue actualmente reconstruyéndose. No obstante, posee monumentos representativos: Berliner Dom, la catedral más conocida; Neue Zynagoge, sinagoga que no usada es constantemente vigilada por la “polizei”. Creo que los alemanes están orgullosos con la vigilancia de estos, por lo menos en tiendas de souvenirs no duden en encontrarse con los uniformes. Brandemburg tour, era por donde cabalgaban los antiguos reyes y también fue un punto representativo de la caída del muro de Berlín en 1989. Parte del muro fue reservado y hoy en día podemos visitarlo y observar los grafitis hechos por diferentes artistas como Bansky.
En cuanto a la comida, puede parecer que al llegar allí, restaurantes tradicionales te ofrezcan la mayor variedad de salchichas, pero no es así, abundan los kebabs, los sitios de comida rápida y los Starbucks. No ocurre lo mismo en las pastelerías locales, en las cuales puedes degustar los famosos bretzels y pasteles de zanahoria.
El modo de comunicación deberíamos decir que nos hemos agarrado al inglés con fuerza aunque no siempre ha dado buen resultado y esta palabra que al volver rondaba en nuestras cabezas: DANK! 

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