TEXT: Genís Bayó
Editores: Coral i Sharon
Primeramente, piensa en el tema. Debes escoger uno que dé juego,del que puedas obtener varias ideas y con el que puedas llegar a escribir el número de palabras requeridas , aunque precisas tener cuidado , ya que tampoco puedes sobrepasarlo por demasiado.
Ahora piensa en la forma en la que quieres redactar tu escrito. Expande tu mente la idea que has elegido, y empieza a relatar un primer prototipo de lo que será la redacción en tu interior.
Seguidamente, piensa en cómo puedes hacer que tu relato sea más interesante: puedes hacer que tenga un final ambiguo, un giro en el guión, o incluso una trama secundaria, aunque siempre procurando no exceder por demasiado la extensión máxima del texto.
Cuando hayas completado los pasos anteriores, puedes escribir la composición. Una vez escrita, debes leerla dos o tres veces, para localizar posibles faltas ortográficas o términos inadecuados. Intenta evitar la repetición de palabras y procura mostrar tu nivel de vocabulario.
Dicho esto, debes intentar no cambiar las palabras que has escrito instintivamente por otras con el mismo significado, ya que, a causa de tu subconsciente habrás utilizado aquellos términos que creas que escojan mejor, lo cual define tu propio estilo.
Al terminar la redacción final, léela de nuevo para comprobar si estás satisfecho. Siempre es mejor que sea más larga de lo que se pide, a no ser que el profesor o la profesora haya estipulado lo contrario. Si has seguido bien todos los pasos, el revisor simplemente no podrá evitar terminar la lectura.
Pero aún no has terminado, falta el paso más importante: escoger el título. El título no puede decir nada sobre el relato, pero a la vez debe resumirlo. Es decir, el lector no debe ser capaz de deducir lo que está a punto de leer, pero debe poder relacionar el título con el resto del escrito una vez termine con él.
Ahora piensa en la forma en la que quieres redactar tu escrito. Expande tu mente la idea que has elegido, y empieza a relatar un primer prototipo de lo que será la redacción en tu interior.
Seguidamente, piensa en cómo puedes hacer que tu relato sea más interesante: puedes hacer que tenga un final ambiguo, un giro en el guión, o incluso una trama secundaria, aunque siempre procurando no exceder por demasiado la extensión máxima del texto.
Cuando hayas completado los pasos anteriores, puedes escribir la composición. Una vez escrita, debes leerla dos o tres veces, para localizar posibles faltas ortográficas o términos inadecuados. Intenta evitar la repetición de palabras y procura mostrar tu nivel de vocabulario.
Dicho esto, debes intentar no cambiar las palabras que has escrito instintivamente por otras con el mismo significado, ya que, a causa de tu subconsciente habrás utilizado aquellos términos que creas que escojan mejor, lo cual define tu propio estilo.
Al terminar la redacción final, léela de nuevo para comprobar si estás satisfecho. Siempre es mejor que sea más larga de lo que se pide, a no ser que el profesor o la profesora haya estipulado lo contrario. Si has seguido bien todos los pasos, el revisor simplemente no podrá evitar terminar la lectura.
Pero aún no has terminado, falta el paso más importante: escoger el título. El título no puede decir nada sobre el relato, pero a la vez debe resumirlo. Es decir, el lector no debe ser capaz de deducir lo que está a punto de leer, pero debe poder relacionar el título con el resto del escrito una vez termine con él.
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