Demasiado. Demasiada información. Demasiados pensamientos. Imágenes borrosas que pasan a gran velocidad, de izquierda a derecha. No volverán. Intento ralentizarlas, pausarlas, pero no lo consigo. ¿Qué me estoy perdiendo? No lo sé, no lo logro entender. Su tamaño. ¿Agonía?¿Melancolía?¿Tristeza? Que más de. Lo sé. Realmente lo sé. Es todo lo que estoy buscando, todo lo que estoy perdiendo. No lo estoy buscando. No consigo engañarme, es simplemente un intento desesperado de aliviar el dolor, tan intenso ya que llega a ser físico. Puedo sentirlo, está ahí. Por favor, desaparece. ¿Con quién hablo? Sé perfectamente que solo yo puedo aliviar ese dolor. Sé más que nadie que es la vida, que se me escapa. Se me escapa desde dentro, en forma de ameba. Es roja. No tiene sentido. Y de mientras, yo, ¿Qué es lo que hago? Escribo, apresurado. Describo este horrible sentimiento, antes de que se vaya de nuevo, porque sé que lo echaré de menos. Lo odio, pero lo amo, lo ansío, lo necesito. Porque es solo cuando sientes que estás muriendo que sabes que realmente estás vivo.
Genís BAYÓ, 2n BAT
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